El dominio por la fuerza y la humillación de un ser indefenso en ningún caso se puede considerar cultura, sino que constituye un homenaje a la peor crueldad humana, que es hacer del dolor una fiesta.

Una corrida de toros no solo se trata de lo que le ocurre a los animales en la lidia, es irrefutable que en cada una se utilizan, hieren y atormentan animales violando, sin arrepentimiento su derecho a la vida y gozar de integridad física y emocional.

La Ley 1774 de 2016 establece en su objeto que los animales son seres sintientes (que experimentan dolor y sufrimiento) y, por ello, ciertas acciones de maltrato animal se constituyen como delitos. La ley de protección afirma que “los animales tendrán en todo el territorio nacional especial protección contra el sufrimiento y el dolor, causados directa o indirectamente por el hombre” y establece como uno de sus objetivos “erradicar y sancionar el maltrato y los actos de crueldad para con los animales”.

Es necesario que aprendamos a respetar a los animales como seres sintientes, que nos eduquemos en la compasión para que superemos la cultura de la violencia, y podamos tener la fuerza social suficiente para exigir a nuestros legisladores que prohíban los espectáculos de crueldad con la fauna y que consagren definitivamente el maltrato animal como delito.

Bogotá debe estar libre de maltrato, de tortura, de masacre y matanzas de toros en la Plaza La Santamaría.

Fuente: Fundación Amigos del Planeta.

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