Quién habría imaginado que el jadeo, ladrido o gemido, un lambetazo o la simple gesto de un perro podría tocar las fibras más íntimas de un paciente inmerso en entornos de alta complejidad como las unidades de cuidados intensivos (UCI), llegando al punto de favorecer su recuperación?

El Hospital Universitario Nacional de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), es pionero de esta innovadora forma de terapia a través del programa “Huellas que sanan”, un ejemplo destacado de humanización en salud.

Una de las primeras beneficiadas de “Huellas que sanan” fue una mujer que sufrió un accidente cerebro vascular y como consecuencia entró en estado inconsciente bajo ventilación mecánica, sin reaccionar a ningún tipo de estímulo, ni siquiera a aquellos que le daban sus familiares. Pero todo cambió cuando Dino empezó a visitarla; el primer día saltó sobre su cama, la olfateó y empezó a “saludarla” dándole unos lamidos en su cuello; familiares y cuerpo médico quedaron absortos al observar que al sentir a su mascota ella intentó abrir los ojos.

El médico intensivista Jairo Antonio Pérez, director de la UCI, relata que “el contacto con su animal de compañía sirvió como un estímulo positivo para su cerebro, lo cual aceleró el proceso de recuperación de la consciencia, pues a lo largo del tiempo ella ha mantenido una conexión emocional muy profunda con Dino”.

Fue conmovedor presenciar la reacción. Entendemos que algunos puedan dudar de estas experiencias en pacientes en proceso de recuperación, sin saber cuánto tiempo les llevará recobrar la consciencia. Sin embargo, todos estos estímulos contribuyen a acelerar el proceso de recuperación.

Esa fue la historia que inspiró el programa Huellas que Sanan, enfocado en la inclusión de mascotas, especialmente perros, como parte integral del proceso de recuperación de pacientes que enfrentan estancias de 15 o más días en el hospital.

En el primer trimestre de 2023, más de 20 caninos como Tomi, Rex, Dino y Odín visitaron a sus seres queridos en UCI o en hospitalización. Ahora, un promedio de tres pacientes al mes accede al beneficio de disfrutar de la compañía de sus mascotas.

La idea generalizada de que las UCI son lugares donde la mayoría de las personas fallecen, contribuye a la ansiedad y la carga emocional de las personas que ingresan ya con una condición compleja a causa de las enfermedades graves. Natalia Corredor, jefe de Experiencia al Usuario del HUN, señala que “el programa fue pensado con un enfoque de solidaridad, es decir, de asumir la capacidad de hacer algo por el otro. Con su implementación, que ya lleva un poco más de un año, hemos visto que los pacientes mejoran cuando interactúan con sus mascotas”.

El doctor Pérez complementa señalando que, “los pacientes en estado crítico necesitan no solo que nosotros realicemos nuestra labor desde lo técnico y científico, sino también un acompañamiento que ahora se extiende a sus mascotas, que para muchas personas son un miembro más de la familia, por eso su presencia no solo proporciona consuelo emocional, sino que además contribuye a acelerar el proceso de recuperación física y mental e incluso reduce el riesgo del síndrome pos UCI”.

Fuente: Fundación Amigos del Planeta.

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