I- La Fundación Amigos del Planeta, hace tiempos hace eco a la corriente mundial en relación con los “zoos”, casi siempre convertidos en jugoso negocio de diversión. Existen por supuesto, refugios para animales silvestres víctimas de secuestro ilegal que casi siempre quedan condenados a la separación violenta de su hábitat, con fines de exhibición, actividades circenses o simple cautiverio. A ello nos hemos referido en otras oportunidades denunciando el tráfico de esas especies en un comercio mundial clandestino.

II- En el parque de Ukamari de la ciudad de Pereira existe un zoológico no propiamente de investigación o para refugio, sino como negocio adscrito a la industria turística. Desde hace 7 años lo habitaban entre otras especies, una pareja de chimpancés de diversas procedencias, uno de los cuales fue rescatado de un circo, el circo Gasca que “voluntariamente” hizo entrega del ejemplar macho. Hasta cuando por razones de negligencia o desconocimiento de los protocolos, la pareja de chimpancés se evadieron de los espacios convencionales asignados por la empresa. Video de particulares según los cables, registran momentos de su “aparente libertad”, sin notarse los peligros para la ciudadanía en esos momentos.

III- Contingente de fuerzas combinadas de bomberos, trabajadores del zoo, policías y ejército como los que se ven en los paros y manifestaciones humanas, se dieron a la tarea de falsa heroicidad de “cazarlos” vivos o muertos en horas de la madrugada. La “batalla” hasta matar a bala a los chimpancés se libró sin fórmula de juicio.

Y se sugieren varias hipótesis para tratar de explicar lo que los animalistas califican como un crimen: Que no existen protocolos idóneos o que dejaron de cumplirse; que los encargados de su vigilancia dentro del zoo incumplieron sus obligaciones por estar en un mitin político-electoral; que hubo exceso de fuerza y despliegues innecesarios que incluyeron el uso de armas ofensivas letales a cambio del uso de dardos “disque por encontrarse los animales en estado de euforia…, etc., etc.

Por lo pronto se deduce que obraron allí no uno sino varios errores humanos, desde los protocolos internos hasta el abuso de la fuerza de la indebida actuación de fuerzas militares.

El triste drama que conmovió a la sociedad debe esclarecerse para que tristes y malogradas caricaturas de Macondo no vuelvan a repetirse.

Fuente: Fundación Amigos del Planeta.

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