Todo lo que ha pasado, todo lo que sucede y todo lo que habrá de acontecer en torno a la hidroeléctrica de Ituango en Antioquia, constituyen una creciente acumulación de males y de daños cuya multi-causalidad no permite buenos augurios; desde los irresponsables diseños de la hidroeléctrica hasta el violento caos socio-político de las regiones adyacentes; desde el maltrato de que fue víctima el río Cauca y sus adyacencias naturales y humanas, hasta la feria del contratismo de los poderosos; desde la previsible inestabilidad geológica hasta el estrangulamiento violento del río y sus afluentes; desde la violencia no combatida por el estado, de grupos impunes, hasta los éxodos continuos de sus habitantes; desde el desastre natural y los bio sistemas hasta los modus vivendis de los pobladores. Todo, absolutamente todo, rotula el desorden y caos de decenas de años de irresponsabilidad y corrupción.

La Fundación Amigos del Planeta ha dedicado muchas páginas y expresado reflexiones encaminadas a señalar los daños continuados que el mega negocio y sus agentes causaron y siguen causando a la realidad humana de los habitantes, al ecosistema de ríos, bosques y montañas aledañas, a la trasparencia de los negocios públicos y al futuro nacional. Y si insistimos es porque a diario estallan escándalos administrativos, se develan problemas técnicos, se descubren fallas y se acrecientan los conflictos sociales.

No se diga que las realidades de una renovada violencia en la región es rueda suelta en ese infernal carrusel de irregularidades e improvisaciones; el cacareado desarrollo empresarial no ha traído sino violencia y desarraigo de las comunidades, pobreza de agricultores y pescadores, destrucción de los ecosistemas, investigaciones que no terminan y responsables que no aparecen.

Fuente: Fundación Amigos del Planeta.

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