La lucha por salvar al loro en Colombia, un ave convertida indebidamente en mascota.

Es vital entender que los animales silvestres no pertenecen al hogar humano, que su hábitat natural es el bosque, la selva o el ecosistema donde nacieron, que el cautiverio les causa estrés, desnutrición, enfermedades y mueren antes de tiempo.

Durante décadas tener un LORO en casa ha sido normalizado en muchas regiones de Colombia, pero hoy la ley dice que su tenencia es ilegal. Mantener un loro en casa, aunque sea común, es una práctica que está prohibida y fuertemente sancionada por la legislación ambiental del país.

Los loros hacen parte de la fauna silvestre protegida en Colombia y desempeñan funciones ecológicas fundamentales, como la dispersión de semillas y el control de insectos. Extraerlos de su entorno natural no solo afecta su bienestar físico y emocional, sino que también altera el equilibrio ecológico de sus hábitats.

Según expertos ambientales, los animales silvestres no son domesticables, incluso si nacen en cautiverio. Estas especies tienen necesidades comportamentales y fisiológicas complejas que no pueden ser satisfechas en un hogar y el encierro prolongado puede generar enfermedades, alteraciones en su conducta y sufrimiento.

Bajo el contexto actual, tener un loro como mascota ya no es visto como algo inofensivo, su tenencia representa una amenaza para la biodiversidad y un comportamiento sancionado por la ley.

De acuerdo con el Código Nacional de Seguridad y Convivencia Ciudadana la Ley 1801 de 2016, indica que mantener animales silvestres en cautiverio sin los debidos permisos constituye una conducta que afecta la biodiversidad del país; esto aplica a especies como loros, guacamayas, pericos, tortugas, iguanas, boas, monos, entre otros.

El Ministerio de Justicia y del Derecho ha sido enfático en que estos animales no están domesticados y no deben ser tratados como mascotas.

En caso de tener un loro en casa, las autoridades están facultadas para imponer una multa tipo 3, que para el año 2025 asciende a $393.400. Además, el animal será decomisado y entregado a una autoridad ambiental, que evaluará su estado de salud, posibilidades de rehabilitación y posterior reinserción a su hábitat natural.


“Lo mejor es no tenerlos en casa«. Ningún animal debería estar enjaulado. Son animales inteligentes, que sienten y tienen derecho a estar en libertad. Si los tienen en casa, lo mejor es entregarlos a las autoridades ambientales para que comiencen su rehabilitación.

El Ministerio de Justicia y del Derecho y las autoridades ambientales hacen un llamado urgente a no tener fauna silvestre en cautiverio y a reportar estos casos a través de la línea 123. El tráfico de animales es uno de los delitos ambientales más graves y silenciosos del país, y frenarlo es responsabilidad de todos.

Fuente: El Espectador

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