La respuesta es sencillamente NO, y podemos dar argumentos al respecto. Recordemos que para poder definir una raza se han de cumplir tres reglas, y que si no se cumple aunque sólo sea una de ellas, no puede hablarse de raza. Pues bien, el denominado ganado de lidia no cumple ninguna de las tres:

  1. No existen caracteres morfológicos propios de los toros de la hipotética raza de lidia, ya que estos (los caracteres morfológicos de los toros de lidia) son indefinibles por dispares. Descrí­base cualquier ejemplar de cualquier ganaderí­a de las que crí­an toros para lidia, y se podrá comprobar que tal descripción no es aplicable a otros ejemplares de otras ganaderí­as que crí­an ejemplares con el mismo fin. Tampoco existen caracteres diferenciadores definibles entre los toros de la hipotética raza de lidia con respecto a otras razas de la misma especie.
  2. Los caracteres diferenciadores psicológicos que se le suponen a la hipotética raza de lidia (principalmente la difí­cilmente definible «bravura») no parecen perpetuarse de forma regular con la herencia, hasta tal punto que la inmensa mayorí­a carece ellos, según denuncian los propios taurómacos. De lo contrario, las tientas serí­an innecesarias, y todos los toros nacidos de padres «bravos» serí­an igualmente bravos. Tampoco parecen perpetuarse los caracteres morfológicos: observando fotografí­as de ejemplares de toros bravos de distintas épocas, incluso de las mismas ganaderí­as, puede observarse que presentan caracterí­sticas morfológicas muy diferentes.

No conocemos ni una sola descripción cientí­fica de los caracteres diferenciadores de la hipotética raza de lidia. Y ello a pesar de haber consultado una muy amplia bibliografí­a. La razón es sencilla: no puede ser descrito lo que es inexistente. Tan es así­, que ni en el propio Reglamento de Espectáculos taurinos se describen, limitándose a prohibir que se lidien reses que no estén inscritas en el Registro de Empresas Ganaderas de Reses de Lidia, y que las mismas tengan las caracterí­sticas zootécnicas de la ganaderí­a a la que pertenezcan.

Por todo ello, habrí­a que decir que la raza de lidia sólo existe como idea u objetivo a alcanzar por los ganaderos interesados, y ello aceptando que exista un fenotipo ideal, lo cual no es cierto en tanto que el concepto de «toro de lidia», tanto en el aspecto morfológico como en el psicológico, viene cambiando a lo largo de los tiempos de acuerdo con las modas taurómacas de cada momento.

La afirmación de que no existe la raza de lidia, no es evidentemente sólo nuestra. Por ejemplo, el que es posiblemente el más completo y documentado trabajo publicado sobre las razas autóctonas españolas, dice al efecto: «El ganado de lidia constituye en España una heterogénea población bovina a la que es bastante dudoso integrar dentro de raza, ya que la única caracterí­stica que se les puede asignar en común es su capacidad para mostrar un temperamento agresivo, que los aficionados a la fiesta de los toros llaman bravura… Por ello, es dudoso integrar esta diversa población bovina dentro del concepto de raza.»

Fuente: https://acortar.link/0vZlks

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