La audiencia mundial de Davos, pública y privada de naciones, escuchó con el debido respeto las reflexiones del presidente colombiano respecto del clima y las crisis ambientales y ecológicas por las que atraviesa el mundo. Su llamado a transferir a términos de vida el valor económico de la tierra media en metros cuadrados, a fin de solventar en parte la crisis del calentamiento global producido en buena parte por el CO2 de los combustibles fósiles y su uso industrial.
Y demostró que ese valor de vida para todos es responsabilidad de todos los países e industrias a las cuales corresponde la carga de sus soluciones parciales y la responsabilidad universal de su manejo en proporción a los daños causados por cada cual. Las cuentas de los negacionistas de la crisis climática –cínica e ingenua- no corresponde a la realidad y de ahí que el 0.02% de aporte al daño ambiental producido por países como el nuestro que esgrimen, hace parte del 100% del que a
todos envenenan y, además, Colombia, su geografía y ambiente natural, es reserva fundamental de la ecología, el agua y el oxígeno que requiere el mundo para seguir existiendo.
Son premisas de razón, ética, movidas por la urgencia del momento y la responsabilidad de quienes lideran el mundo ahora, cuando aún es tiempo de hacerlo.
Ese el significado del clamor presidencial.
Fuente: Fundación Amigos del Planeta.