Sabemos lo triste que es la hora final del hombre pero …. que sabemos y sentimos ante la vejez de nuestros compañeros de vida, nuestros perros. Si el terminar del hombre es triste, bastaria con voltear a mirar nuestros compañeros de vida, nuestros perros!

Para ellos, llegar a la vejez no significa congoja ni pena, no les  importa si estan limitados, arrugados, sin pelo, sin dientes, muchas veces ciegos o sordos, todo eso eso no es motivo para estar afligido, es simplemente un momento un estado que pasa tan pronto se de un medicamento o una caricia, tan pronto pasa, se olvida. El juego, la hierba, el sol, la lluvia, la luna,  sus compañeros,  zambullirse en el agua fria cuando el sol acompaña sus mañanas, todo tiene un encanto especial: la vida, su vida, así haya estado marcada por el hambre, la enfermedad o la indiferencia; la gozan hasta el ultimo momento, porque lo que importó fue lo que tuvieron, disfrutaron y entregaron…

Su alma de niño inocente no permite que su felicidad, su gratitud y su lealtad se vean o sean empañadas por nada. La placidez de su vida se limita a recibir cuidado, atencion y amor que retribuyen con el afecto mas puro, sincero y honesto.

¡Ojalá aprendieramos de ellos a envejecer felices y agradecidos!

Fuente: Fundación Amigos del Planeta.

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