El aprendizaje ciudadano respecto del manejo de las basuras que particularmente produce en sus cotidianidades de hogar y espacios usuales, es complejo y no se termina de aprender. Es un comportamiento predeterminado por muchos factores que van desde los productos o artículos de consumo habitual, hasta las formas de presentación de los mismos por parte de fabricantes, distribuidores o vendedores. La presentación, por ejemplo de los productos orgánicos de consumo, implica plásticos, papeles de empaque, bandejas, etcétera, cuyo manejo de reciclaje debe aprenderse todos los días, en tanto los productos mismos pueden ser materia orgánica que impone manejos específicos para no afectar la salubridad pública, o, la utilización como fuente de energía de ese material orgánico cuyo manejo corresponde a las autoridades. Cada tema impone
un aprendizaje y unas pautas de administración pública; por eso el uso de colores, tamaños y calidad de los empaques de cada uno de los sobrantes o basuras a fin de que el recolector les de la destinación indicada: reciclar materia orgánica con destino a la trasformación energética difiere del reciclaje de subproductos de hidrocarburos como plásticos, todo lo cual aleja nuestros desechos del concepto de basura y exige capacidades de separación y manejo de nuestros residuos hogareños.

A partir de la palabra basura (del latín bajo, despreciable, inmundicia), la práctica especializa las palabras para un orden dado: residuo, sobrante; contaminante, tóxico, saponificación, potabilidad; separación, selección, acopio, gestión, impacto, mitigación, reciclaje, vertedero, lixiviado; consumo, impacto, consumismo, desperdicio; aguas negras, ductos, letrinas, albañales, escombreras, botadero, cañerías, basureros, rellenos, recolección, selección, basuriegos, recogedores, depósitos; incendios, incineración, explotación …. Vocabulario de la ciencia de las basuras producidas por el ser humano en su faena inevitable y peligrosa de vivir o subsistir en ciudades y campos, frente a la selva o los ríos, ante el aire que respiramos, la vida de animales y plantas, los ciclos biológicos, la biodiversidad y sus riesgos, la organización urbana y sus servicios, la máquina natural de la existencia del todo y de todos, cuya realidad es un reto de la civilización para no perecer sepultados por las basuras y sus efectos letales…

Ejemplos del desastre:

Trayectos de ríos (Río Bogotá, Rio Magdalena) donde la vida no existe.

Procesos mineros que dañan las aguas y sus biodiversidades (minas de oro, carbón, platino
contaminadas con químicos como el mercurio o el arsénico).

Destrucción de la capa de ozono, desaparición del oxígeno en el aire, cambio climático y sus
desastres.

Hallazgos de residuos de plástico en animales marinos y fluviales y daños en sus organismos como
el microplástico (Orinoco) y elementos no biodegradables en cetáceos del océano.

Fuente: Fundación Amigos del Planeta.

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