El Día Mundial del Animal de Laboratorio, lanzado en 1979, ha sido reconocido por las Naciones Unidas y se celebra anualmente el 24 de abril.
¿Qué significa esta fecha?
Es una campaña internacional que tiene como objetivo abolir todas las pruebas y experimentos que se realizan con animales, por razones éticas y científicas. Miles de activistas y simpatizantes se unen en todo el mundo, para denunciar el sufrimiento de millones de animales que perecen en laboratorios y brindar información sobre métodos de sustitución de animales y productos que evitan estos test.
Los animales son seres sintientes, capaces de experimentar dolor, miedo, frustración, soledad y tristeza. Son seres vivos que sufren física y psíquicamente en estos laboratorios, donde son sometidos a múltiples experimentos y pruebas violentas como vivisecciones, quemaduras, envenenamientos, electrocuciones, fracturas y mucho más.
Este sufrimiento no sólo es éticamente inadmisible, sino potencialmente peligroso para la salud humana, debido a que las diferencias biológicas entre especies no permiten extender a los humanos, sin correr graves riesgos, los resultados de las pruebas realizadas en animales.
No es necesario
Hoy en día existen formas más modernas y eficientes de hacer avanzar la ciencia y la investigación médica, como el cultivo de órganos en laboratorios o chips compuestos por microorganismos humanos que se utilizan para evaluar moléculas farmacéuticas y productos cosméticos de prueba. Si estos procesos, hasta la fecha, aún no han reemplazado a la experimentación animal es porque requieren una inversión de tiempo y dinero mucho mayor.
Los grandes desafíos del Día Mundial del Animal de Laboratorio son denunciar el sufrimiento animal y dar a conocer al gran público la existencia de estos métodos alternativos y de la necesidad de priorizar el financiamiento de procesos modernos que acaben de una vez por todas con este tipo de maltrato animal.
La ‘mala ciencia’
Los experimentadores con animales a menudo usan argumentos emocionales, para tratar de sugerir que sus métodos arcaicos son la única forma de ayudar a curar enfermedades. Pero es algo que básicamente está mal y la tendencia en la investigación moderna de los últimos años es el reconocimiento de que los animales, rara vez son buenos modelos para el cuerpo humano.
Tomar un ser vivo sano de una especie completamente diferente, desarrollar artificialmente una enfermedad que normalmente nunca contraería y mantenerlo en un ambiente antinatural y estresante, para tratar de aplicar los resultados así producidos a enfermedades que ocurren naturalmente en los humanos es una práctica éticamente reprobable y con resultados no muy fiables, porque las respuestas fisiológicas a los fármacos varían mucho de una especie a otra.
La información parcial, los estudios mal realizados y un enfoque no sistemático conducen a muchos estudios innecesarios, costosos y redundantes. Para colmo, muchos experimentos con animales se realizan simplemente para satisfacer la curiosidad, por intereses comerciales o para avanzar en las carreras académicas.
Existen diferentes y mejores formas de desarrollar nuevos medicamentos y tratamientos. Los estudios clínicos y epidemiológicos en humanos, los métodos de investigación basados en células y tejidos humanos, el estudio de los cadáveres, los simuladores de pacientes humanos complejos y de alta fidelidad y los modelos informáticos son más fiables, más precisos, menos costosos y más respetuosos con el medio ambiente, que la experimentación con animales.
Pero la realidad es que la experimentación con animales no persiste porque representan lo mejor de la ciencia, sino que lo hace a causa de los intereses creados, los prejuicios personales y el conservadurismo de los experimentadores.
Fuente: Ecoticias.com