El tema mundial de la vida silvestre, celebrado el pasado 3 de marzo y que de acuerdo a la etimología se refiere a la vida de y, dentro de la selva, tiene para Colombia y toda la zona tórrida del orbe, así como para el actual Estado colombiano una importancia dramática.
En relación con lo primero, se trata de entender por qué nuestro suelo nacional es uno de los más ricos en cuanto a biodiversidad de fauna y flora por estar donde está en el continente americano y contar con una orografía o relieve que crea la riqueza o diferencias térmicas que a su vez es uno de los factores que genera la variedad múltiple de climas y de especies de fauna y flora que constituyen tanto la riqueza como la gran responsabilidad de Colombia ante el mundo.
Las altas cumbres (de 4.000 a 5.000 metros o más, sobre el nivel del mar) tienen unas temperaturas y una flora y fauna acorde con las condiciones climáticas, pero es allí donde todo elemento, desde la nieve hasta las yerbas y plantas como el frailejón, se portan como naturales fábricas y depósitos de agua destinadas a irrigar el vital elemento, alturas abajo, fundamental para la vida. Esa condición de fábrica de vida de los nevados y los páramos son por sí mismo riqueza colombiana, poseedora del más extenso páramo del mundo, Sumapaz y poseedora de 35% de todos los páramos de la tierra.
Las vertientes a lo largo de sus montañas y cordilleras que enriquecen la diversidad (tres cordilleras como brazos de los Andes), son entrecruce de las corrientes de agua que bajan de las cumbres y factor determinante de las lluvias y climas; cada particularidad crea entornos y hábitats cuya multiplicidad conforma diversidades silvestres: de la fauna, con especies únicas y de la flora, aún desconocida, ignorada o vilipendiada por algunos. Y así hasta los confines del mar discurre la vida silvestre como un concierto multicolor de la exuberante naturaleza que en sí misma exige a habitantes y gobernantes, respeto, preservación y pertenencia como fórmula de vida de todos y cada uno de sus habitantes, entre los cuales, es bueno recordarlo, las etnias supervivientes y su sabiduría ancestral cumplen la función de maravillosos jardineros y cuidanderos de es emporio de biodiversidad y riqueza espiritual.
Este tema de la vida silvestre se entrecruza con la vida del bosque, con la vida del agua, cuyas fechas de celebración se suceden a lo largo del mes.
Fuente: Fundación Amigos del Planeta.