Una actitud canibalezca del urbanismo en Bogotá, se complace en apuntar sobre esa riqueza natural definitiva para los ecosistemas: los humedales. Y la historia no es reciente; la administración anterior y ahora la actual se impuso la nefasta tarea de destruir el medio ambiente de la sabana y la ciudad con sus megaproyectos urbanísticos destinados a favorecer magnates del negocio de tierras, canteros y cementeros, inspirándose en otra administración que convirtió reservas sagradas en propiedad privada.

Ahora, la alcaldesa no solo desconoce la importancia del Humedal Tibabuyes de Suba, viejas disposiciones sobre el particular y la lucha sensata de los vecinos que protegen el humedal con su presencia activa, sino que recurriendo a la fuerza, ejerce la violencia contra inermes ciudadanos que cumplen la tarea de preservación de esos humedales que hacen parte de un ecosistema complejo pero maltratado por los gobernantes, invasores, tierreros, constructores que la habilitan como escombrera y autoridades que omiten sus responsabilidades para con la ciudad y el ambiente.

Fuente: Fundación Amigos del Planeta.

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