De acuerdo a informaciones internacionales (Fuente:https://elpais.com/clima-y-medio-ambiente/2021-02-25 ), el drama ambiental y animal que producen los mercados internacionales de carne (ganado en pie), es una verdadera afrenta del ser humano contra sí mismo al impulsar métodos indignos, crueles en el movimiento de miles de seres vivos durante meses en navegación interoceánica e interminables paradas en puertos y revisiones sanitarias, a que son sometidos.

La tragedia del ganado vacuno ha tenido nuevos y reiterados capítulos en el movimiento entre Cartagena y Tarragona, en España y países del medio oriente o del este europeo.

Hace dos 2 meses 900 vacas llevan navegando en situaciones infames, porque, por razones de salubridad, ningún puerto las recibe.

Turquía rechazó el embarque por falta de certificaciones en razón de la enfermedad llamada “lengua azul” y están de regreso al puerto de embarque en Cartagena, España. Otro tanto ocurre con 1776 reses embarcadas en Tarragona y con destino a Chipre. Eurogrup for Aminal y Animal Welfare Fundation han hecho el denuncio y animado las justas protestas por el maltrato a los animales.

El drama y sus características no es nuevo, ni Colombia ajena a la infamia. En efecto, reiteradamente se han denunciado situaciones similares cuyas víctimas son vacunos de exportación levantados en el país y sometidos a las torturas del viaje trasatlántico en las peores condiciones de hacinamiento, hambre, sed, enfermedades y hasta la muerte de muchas reses que, simplemente, se miden en términos lamentables de pérdidas y ganancias de los ganaderos exportadores, tal como lo entendiera en el caso colombiano, el bien conocido ganadero señor Lafforie.

Por razones del poder político y económico de los dirigentes del sector ganadero en nuestro país, también poderosos exportadores de carne kilo en pie, pueden manipular las normas de trato al animal, los reglamentos sobre cría y exportaciones y hasta la formación de las leyes sobre estas y otras materias. Por ello, sectores de crianza ganadera se ven con frecuencia involucrados en asuntos de títulos de tierra y posesión de las mismas que figuran en la sangrante historia de las guerras internas; nadie sabe si los delincuentes que invaden, deforestan y pastalizan para la ganadería zonas legalmente vedadas de las selvas que son parques o reservas, son protagonistas internos del maltrato al animales y propician otras actividades como las corridas de toros.

La historia, pues, de los vacunos españoles, aquí se ha repetido pero sin que los sufrientes animales hayan contado con la suerte de acciones gubernamentales que restablezcan la piedad humana en su vil sacrificio…

Fuente: Fundación Amigos del Planeta.

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