La primatóloga y conservacionista falleció este 1 de octubre a los 91 años, pionera en el estudio de la conducta de los chimpancés. Gracias a Jane Goodall, los chimpancés dejaron de ser números en la ciencia para convertirse en individuos, ya que les puso nombres y reconoció en ellos emociones, personalidades y vínculos sociales. Su trabajo cambió radicalmente la forma de entender a los primates, demostrando que compartimos muchas más características con ellos de lo que se creía y que, por lo tanto, merecen ser tratados con respeto y empatía. incansable defensora de la protección y restauración de nuestro mundo natural. Su trabajo con los chimpancés, transformó la comprensión de la relación entre humanos y animales.

Su lucha por la conservación, fue inspiración para millones y un llamado a la acción individual para un futuro mejor. Su legado se define por haber demostrado la compleja vida emocional de los chimpancés, su uso de herramientas, y la interconexión entre la humanidad y la naturaleza.

Demostró que los chimpancés tienen emociones, utilizan y fabrican herramientas, y que la frontera entre humanos y animales es ilusoria, una contribución que cambió la ciencia y la percepción pública.

Tras su trabajo de campo, se convirtió en una activista incansable que viajaba por el mundo para hablar sobre los problemas que enfrenta nuestro planeta, la destrucción de ecosistemas y la necesidad de actuar. Su mensaje central fue que cada individuo tiene un impacto diario y la capacidad de elegir cómo impactar al mundo, inspirando un sentido de responsabilidad.

Demostró que la esperanza se puede aprender, practicar y transmitir: un niño, un chimpancé, un bosque a la vez.

Se le agradece por su visión, dedicación y por inspirar a la humanidad a vivir en mayor armonía con la naturaleza. Su legado demuestra que el amor por los animales y la acción individual son fundamentales para la conservación del planeta.

Fuente: National Geographic

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