Algo hermoso está empezando a florecer en Bogotá, un lugar para recordar con amor a quienes ya no caminan a nuestro lado. Cada cinta, cada imagen, cada nombre…habla del amor que sigue vivo, aunque ya no estén.
En un parque del norte de Bogotá hay un árbol que, a simple vista, pasa desapercibido. No es particularmente grande ni pequeño, no tiene un color especial ni flores que lo hagan resaltar entre los demás. Pero lo que cuelga de sus ramas sí que es especial: son los recuerdos de decenas de perros y gatos que ya partieron de este mundo.
En un acto de amor y memoria, los vecinos del parque Eva Perón, en el barrio Santa Bárbara Oriental, han decidido colgar cintas con las fotografías de sus animales de compañía fallecidos. Los retratos de estos peludos se balancean entre las ramas, como si liberaran poco a poco la tristeza y mantuvieran viva su presencia.
Este espacio memorial se ha convertido en un refugio simbólico, un homenaje a ese amor que no se borra con la muerte. Para muchos, es una forma de sanar, de agradecer y de recordar.
Este árbol nació como una iniciativa de @michirretas y una amiga suya, quienes se inspiraron en el árbol de San Juan, en Alicante, España. Este lugar, conocido cariñosamente como El Rinconcito, está lleno de cintas de colores que los dueños cuelgan en memoria de sus animales. Cada cinta lleva el nombre del animal, una fecha significativa o una palabra que simboliza la conexión especial que compartieron.
No se trata solo de cintas o fotos: son intentos por nombrar una ausencia, por hacer visible un dolor que muchas veces se guarda. Este tipo de actos nos hablan de la necesidad de despedirse, de reconocer que perder a un animal de compañía también duele, y que cada quien encuentra su propia forma de honrar ese vínculo que marca tanto la vida.
Fuente: @michirretas