La explotación animal en redes sociales se refiere al uso de animales de manera que prioriza la obtención de beneficios financieros o de popularidad por encima del bienestar del animal. Esta explotación puede manifestarse de varias maneras: Forzar comportamientos no naturales, negligencia del bienestar animal, uso de animales exóticos, comercialización del sufrimiento animal.

Lo tierno también duele: la verdad detrás de los videos de animales en redes sociales. A simple vista, parecen escenas tiernas: un tigre que se deja abrazar, un mono bebé en brazos de un influencer, un perezoso que pasa de mano en mano para las fotos. Sin embargo, detrás de esas imágenes virales se esconde una realidad alarmante: muchos de estos animales son víctimas de maltrato, sedación y tráfico ilegal, todo por generar contenido que acumule “likes”. Lo que para algunos es solo entretenimiento, para ellos puede ser una vida de sufrimiento.

En las redes sociales se mueven millones de contenido a diario. Likes, visualizaciones y comentarios llevan a que algunos sean más virales que otros. Sin embargo, algunos de estos, con el ánimo de ser graciosos, generar ternura o mostrar una “obra social”, terminan promoviendo formas de maltrato animal. En este entorno digital, los animales se han convertido en protagonistas de innumerables publicaciones, desde vídeos virales hasta cuentas dedicadas exclusivamente a ellos.


Aunque ver a un gato haciendo algo adorable o a un perro realizando trucos puede parecer inofensivo y entretenido, surge una pregunta importante: ¿se está explotando a estos animales para generar contenido? Identificar cuándo se está usando a los animales de manera ética o explotadora es crucial para promover un trato justo y respetuoso hacia todos los seres vivos.
Como usuarios de redes sociales, tenemos el poder de influir en cómo se trata a los animales en estas plataformas. Podemos aprender a identificar señales de explotación y compartir esta información con la comunidad o seguidores. La educación es clave para fomentar un trato ético hacia los animales.


Por otro lado también se pueden apoyar cuentas éticas. Siguiendo y promoviendo cuentas que traten a los animales con respeto y cuidado. Al hacerlo, ayudamos a difundir un mensaje positivo y ético. Sin embargo, también debemos reflexionar sobre nuestro propio consumo. Al ser conscientes de cómo interactuamos con el contenido, podemos ayudar a reducir la demanda de prácticas explotadoras.

En el caso de encontrar contenido que claramente explota a los animales, debemos denunciarlo a la plataforma correspondiente. Muchas redes sociales tienen políticas contra la crueldad animal y pueden tomar medidas para remover dicho contenido.

El uso de animales en redes sociales es un tema complejo que requiere un enfoque crítico y ético. Si bien los animales pueden aportar alegría y entretenimiento, es vital que su bienestar sea siempre la prioridad. Al aprender a identificar señales de explotación y apoyar prácticas éticas, podemos contribuir a un entorno digital más respetuoso y compasivo hacia todos los seres vivos. Aprendamos a concebir a los animales como seres sintientes y no como objetos a consumir para nuestro entretenimiento.

Fuente: El Espectador

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