Con este título, Tatiana Acevedo, columnista de El Espectador, se aproxima críticamente a la publicitación del Ecoparque de Ciénaga Mallorquín promocionado como “turismo sostenible a partir de un óptimo uso de recursos ambientales”.
El asunto se relaciona al tema del “mal turismo” a que nos referimos en pasada entrega de esta página, que denuncia que tras esta información limpia se promueve el daño a los entornos con la invasión urbana que “tanto los pájaros como los manglares “se asfixian en medio de la “construcción frenética” de torres, apartamentos, comercios y parqueaderos y el ruido de motores de lanchas y barcos como lo evidencia el proyecto de “Ciudadela Mallorca” con 18.000 nuevas unidades de vivienda.
Así las cosas, las buenas intenciones iniciales (visitas pasivas, avistamientos de pájaros etc.) acabarán con la ciénaga y sus entornos: “…el mega proyecto está acabando con la pesca y vida cotidiana en el corregimiento La Playa” y según el juez del lugar, se están vulnerando los derechos fundamentales. Y afirma la periodista que “ debe quedar claro que los efectos del
Ecoparque y de la Ciudad Mallorquín van a afectar a toda la ciudad , incluso a los barrios del norte” afectación que implica el deterioro irreversible del ambiente a favor de quienes se enriquecen con contratos, industrias y construcciones.
Fuente: Fundación Amigos del Planeta.