Colombia es un país completamente biodiverso en fauna silvestre, pues alberga el 10 % de la biodiversidad del planeta, ocupando el primer lugar en número de especies de anfibios y palmas, y con una gran variedad de especies de aves.

Durante el 2023 fueron capturadas más de 500 personas, las cuales en su mayoría son ubicadas en situación de flagrancia, bien sea transportando o manteniendo en cautiverio a los animales fuera de su hábitat natural. Más de 2.400 especies de fauna silvestre fueron recuperadas del tráfico ilegal, de las cuales se destacan mamíferos, reptiles y aves, algunas de ellas en peligro de extinción.

La captura y transporte de animales silvestres es extremadamente cruel, provocando sufrimiento a los animales involucrados. En Colombia si participa de la caza, compra o tenencia de animales silvestres como mascotas, está cometiendo un delito y perpetuando el sufrimiento de estos seres vivos.

Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), en Colombia hay 16 animales que se encuentran en peligro de extinción, entre los que se destacan el tití cabeciblanco, las tortugas marinas, el oso de anteojos, el tapir centroamericano, el manatí del Caribe, el delfín rosado, el mono araña, entre otros.

La Semana Santa se ha convertido en una época difícil para la fauna silvestre debido a que en estas fechas disminuye el consumo de carne roja y se reemplaza por carne blanca, en algunos casos, de animales silvestres como tortugas, iguanas y babillas.

Consumir huevos de tortuga y de iguana es ilegal y afecta gravemente el futuro de estas especies. No debemos traer de regreso de Semana Santa ningún tipo de animal (loros, canarios, tortugas) de otras regiones del país, pues estas especies sufren mucho fuera de su hábitat natural.

El tráfico de fauna silvestre ya se encuentra tipificado como un delito en propiedad dentro de la ley 2111 del 2021, más conocida como la de delitos ambientales, en la cual se específica que aquella persona que cometa esta infracción, tiene una pena de prisión de cinco a 11 años y una multa económica de 300 a 40 mil salarios mínimos legales vigentes.

Invitamos a quienes salen de viaje a que eviten comprar o extraer cualquier tipo de espécimen silvestre de su hábitat natural. Esta práctica, además de ser cruel, destruye y perjudica gravemente las poblaciones de animales y vegetación.

Fuente: Fundación Amigos del Planeta.

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