Burla burlando o, “se obedece pero no se cumple”, de acuerdo al dicho de los encomenderos, en ciudades como Manizales o Sincelejo, el año anterior, se pasaron por la faja las disposiciones sobre las corridas de toros y el bárbaro espectáculo de las corralejas; la gastada disculpa de las tradiciones populares para justificar su permanencia nos obligaría a creer que con el mismo argumento se justificarían las carnicerías del circo romano, la cacería de brujas, la santa inquisición o la persecución a otras razas humanas. Otra vez, el poder clandestino de los empresarios nacionales y locales que se lucran de esas “faenas” llamadas a recoger como a buena hora y en franca lid de razones, avanzan en el poder legislativo. Entretanto, las graderías de la plaza de Manizales se llenan de niños y adolescentes con cupos pagos por los empresarios y el municipio y se divulgan radialmente sus encuentros de sangre y muerte. Y lo propio ocurre en las zonas de corralejas donde los empresarios locales en complicidad con los ganaderos, promueven esa barbarie multitudinaria que se lleva por delante la vida del ganado, los caballos y borrachos humanos que por unos pesos son lanzados a la orgía desde los palcos de los poderosos.

Fuente: Fundación Amigos del Planeta.

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