Mientras con alguna lentitud razonable, los proyectos animalistas caminan en el Congreso de la república a pesar del poder empresarial de quienes influyen ese estadio político, la conciencia naturalista y el respeto por los animales crece en el ámbito ciudadano. En efecto, ciudades como Bogotá, Medellín o Cali donde el poder empresarial de galleros y taurómanos mantuvo sus negocios a base de crueldad y muerte, una empresa encuestadora bien acreditada ha demostrado que en las tres grandes ciudades del país, la gente del común en amplio espectro, rechaza por crueles, los oficios y placeres al rededor de la muerte, tortura y maltrato a gallos de riña y “fiestas bravas”. Entre un 60% y un 90% de los consultados piensan que esas diversiones deben acabarse definitivamente en el país.

Fuente: Fundación Amigos del Planeta.

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