Una movilización humana la semana pasada protestaba ante un proyecto de ley que tiende a prohibir espectáculos crueles y diversiones populares con la victimización de animales: riñas de gallos, peleas de perros, corralejas y fiestas taurinas.

El grupo de empresarios que protestaron por “el atentado” a sus “industrias y “negocios” llevados a cabo con la vida y el bienestar de sus aves víctimas, esgrimen argumentos que traspasan en su simplicidad cruel, los límites elementales de la decencia humana en relación con el derecho a no sufrir y a la vida misma de sus gallos, tratados como viles cosas útiles para el cruel divertimento de la apuesta sobre la sangre, el dolor y la vida de las indefensas aves.

Más que demostrado está que este tipo de bárbaras costumbres apreciadas por ellos como deporte, diversión, garito de fabulosas y temibles apuestas, viola el espíritu de la ley que protege la vida animal y que las excepciones impuestas a la letra de la norma son una burla que debe desaparecer de inmediato, como van desapareciendo en el mundo los circos, el toreo, los zoos de diversión, los laboratorios de producción de menjurjes eróticos o de belleza. No se puede imponer la idea de seguirle haciéndole trampa a la dignidad y es un imposible moral montar negocio o diversión alguna, sobre la tortura y muerte atroz de los animales indefensos como en el caso de las riñas de gallos que es preciso desarraigar de nuestras costumbres para siempre.

Fuente: Fundación Amigos del Planeta.

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