La lista de mártires ambientalistas en Colombia es larga, dolorosa y diaria. Junto a lideres sociales, guardabosques, representantes de las etnias y campesinos, los ambientalistas son objetivo criminal de fuerzas delictivas organizadas que por omisión de los entes investigativos, van quedando en la impunidad absoluta y sin dolientes en el Estado. Colombia lleva más de 1.000 líderes asesinados y ocupa el primer lugar en cuanto al número de ambientalistas acribillados en los dos últimos años.
Juan Gabriel Rueda, como tantos otros, era un ambientalista líder en el Salgar, Antioquia que la prensa registra como última víctima de los asesinos por la mera razón de servir y cuidar del ambiente porque la naturaleza, el suelo y el subsuelo, los ríos y lagunas, los bosques y las ciudades tienen enemigos secretos que cumplen su macabra función a nombre de intereses políticos y económicos de sectores que no creen en la vida: la de las selvas, el subsuelo, los acuíferos, la diversidad biológica y…, el ser humano!
La muerte del ambientalista Juan Gabriel Rueda, como de tantos otros muertos y amenazados, no puede pasar al negro recinto de la impunidad y así lo debe entender el nuevo gobierno para que la paz total, del cuerpo y del espíritu, recobre sus espacios naturales de vida.