No es necedad de la Fundación Amigos del Planeta insistir y reiterar con convicción sobre temas como el glifosato y el fracking que amenazan la vida del país y del planeta y la forma como el gobierno que termina, insiste en la trampa administrada desde fuera para imponer a la brava estos dos procedimientos: el primero, que recicla las políticas frustradas y frustrantes en la lucha contra el tráfico de drogas y, el segundo, para explotar los pozos petrolíferos aún a costa de la preservación geológica, acuífera, forestal, zoológica y humana no solo del país sino del mundo todo.

Razones técnicas y científicas, académicas y experimentales, del orden mundial, denuncian los daños irreparables que el uso del fracking en la exploración minera, causan al entorno geográfico y humano, incide en el cambio climático que a corto plazo amenaza al planeta; también desde nuestra geografía y sus habitantes, se rechaza su implementación tanto como desde pronunciamientos constitucionales y jurisdiccionales que el gobierno actual no escucha. Remitimos al lector de la página a nuestros pronunciamientos anteriores sobre aspectos ,definiciones y denuncias: 11-IX- /.19; 6-IX-/20; 9-XI-/20; 26-XI-/20; 3-XII-/20; 11-I-/21; 5-II-/21; 25-II-/21; 25-III-/21; 12-IV-/21; 15-V-/21; 7-II-/22; 30-III-/22; 16-IV-/22; 28-IV-/22, etcétera

El mundo tiene metas para la transición a energías limpias y no extractivas (fósiles) como el carbón y el petróleo (2030, 2050) a fin de prevenir entre otros, el desastre climático del cual, Colombia no puede estar ausente e iniciar –como lo propone el nuevo gobierno-, un proceso no traumático y gradual hacia las nuevas tecnologías: el precio del petróleo no puede de ninguna manera, incluir el costo dramático de la muerte ecológica y humana como lo pretenden algunos “sabios” neoliberales, ¡no señor!

Pareciera que 20 años de políticas errátiles y fallidas diseñadas por las potencias consumidoras, para convertir la tragedia psico-social del desarrollismo decadente, en guerra, tortura , muerte y más dependencia de los países donde ancestralmente se siembran los insumos naturales de la cocaína. La impotencia gubernamental de las poderosas potencias son incapaces de controlar el consumo y trasladan el problema a nuestros países, todo ésto, sin vigilar los sucedáneos (éxtasis y otros fármacos) que reemplazarían el millonario negocio que no es el nuestro.

El glifosato destruye economías campesinas, unidades familiares y sociales, ecosistemas, modos de producción y paz política y social. La impunidad frente a los mercaderes de las drogas, es t6ot6al en los países destinatarios para centrar responsabilidades en Colombia, Perú, Ecuador o Bolivia; formas perversas de dominación cuyo fracaso estudia el nuevo gobierno gringo y el nuestro también. En una segunda parte de estos comentarios agregaremos el listado de comentarios de nuestra página sobre el tema desde hace varios años.

Fuente: Fundación Amigos del Planeta.

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