Liberar a los caballos de su cruel servilismo como agentes de tracción de “las zorras”, procurar el servicio de salud en centros especializados para animales, generar una conciencia colectiva sobre el debido tratamiento de las basuras o iniciar la campaña anti taurina en Bogotá, han sido cumplidas por la “Colombia Humana” hace algunos años. Sus enunciados hacen parte en su conjunto, de una conciencia ecológica coherente: es una convicción política sostenida a través de los años.
La tarea de erradicar la tortura a los toros con el pretexto de una “afición” no es fácil porque tras ella se posicionan intereses empresariales sustentados por algunos políticos; pero mucho se ha avanzado, a partir de la conciencia colectiva, iniciativas parlamentarias convertidas en leyes y proyectos legislativos más decisorios que marchan en el parlamento. Son actividades de consuno que deben proseguir para lo cual se requiere la presencia viva en los poderes del Estado de quienes han sido coherentes en la vida pública. Es preciso además que al espíritu de los textos no se les tuerza el pescuezo con incisos ambiguos y por lo tanto permisivos, tal como ocurre con la ley vigente. Es tarea del nuevo congreso y del nuevo gobierno que elegiremos este fin de semana.
Fuente: Fundación Amigos del Planeta.
Las tragedias taurinas y de corralejas a nombre de la «tradicion y cultura», se propician y se preparan para un lucro economico a travéz de espectáculos que INCITAN y ACCIONAN un humano con desadaptación psicológica y social como ocurrio en el municipio de el Espinal – Tolima, donde todas las normas actuales se violaron con el visto bueno de la administración municipal. Hay que terminar con las costumbres del pasado que violentan los animales y la sociedad civil de Colombia.