El mundo va descubriendo el ámbito de los derechos que la naturaleza tiene frente a la capacidad destructiva del hombre; de ahí la preservación de los mares y ríos, de los bosques y las selvas y de los seres vivos –animales y plantas-, que en tales espacios habitan. Es el universo de la biodiversidad a la cual la Fundación dedica este mes de mayo y el de la comprensión del derecho y las leyes que lo protegen.
Esta actitud de los Estados crece con la conciencia de la crisis climática y ambiental. Ecuador, país vecino en el trópico americano, lidera el reconocimiento legal de los derechos de la fauna silvestre y es notoria la actitud positiva del control de las mafias mundiales en cuanto al tráfico con ella; en el senado colombiano sigue con suerte, liderado por el senador Sandino, el proyecto de ley que prohíbe los espectáculos de la lidia de toros y similares y aquí también, con el mismo criterio, la Corte Constitucional arguye en relación con la prohibición de la pesca deportiva.
Falta mucho por hacerse. Por ejemplo convertir la demagogia gubernamental en realidades concretas sobre el tema de los parques naturales y la reforestación y el control minero y la ganadería extensiva, la vigilancia de los mares y su riqueza ictiológica y la firma del tratado ambiental internacional de Escazú o el cumplimiento de los compromisos de Glasgow.
Fuente: Fundación Amigos del Planeta.