Investigadores de la Universidad Nacional, sede Palmira, encontraron que la densidad de microplásticos en aguas superficiales aumentó 114,7 % entre 2015 y 2019. Su estudio fue publicado en la más reciente edición de la revista “Boletín Invemar”.

Las primeras visitas al Pacífico colombiano comenzaron en el 2012. El grupo de investigación Ecología y Contaminación Acuática de la Universidad Nacional, sede Palmira, notaba que los datos de esta región eran escasos, en comparación con el Caribe. Así, empezaron a viajar allí para evaluar su biodiversidad, caracterizar los ecosistemas y encontrar los contaminantes que los están amenazando, como el ya conocido mercurio. Pero con cada visita el cambio del paisaje se hacía más evidente. “Si estábamos en Bahía Málaga, y salíamos por Buenaventura, veías plásticos pegados en los manglares, residuos en las playas o flotando en el agua”, cuenta Andrés Molina, miembro del grupo de investigación. Un panorama que los impulsó a analizar la contaminación por microplásticos (fragmentos inferiores a 5 mm de diámetro) en las aguas superficiales. (Le sugerimos: Microplásticos en los océanos equivalen a 30.000 millones de botellas de agua)

Las primeras muestras, recuerda, las tomaron en el 2015. Hicieron tres visitas cada año, hasta el 2019, a la bahía de Buenaventura, uno de los principales puertos del país, que mide alrededor treinta kilómetros. Algunas muestras las tomaban en el estuario interno, más cercano a las zonas urbanas y la desembocadura de ríos, y otras en el estuario externo, más cercano al mar. Junto con la comunidad local y pescadores artesanales, navegaban por la bahía y lanzaban una red de arrastre durante diez minutos, que servía como un colador para atrapar los fragmentos más pequeños que flotaban en el agua.

Pero durante un par de años las muestras se quedaron quietas. No fue hasta que Laura Vidal, ingeniera ambiental y también miembro del grupo, se unió a ellos cuando empezaron a hacer un análisis detallado de los microplásticos en el laboratorio. “Tomamos las muestras, que estaban refrigeradas y preservabas, y las tratábamos para poder cuantificar el microplástico”, comenta. “Se trata de un proceso de oxidación y tamizaje que sirve para separar otros compuestos, como la materia orgánica, para poder observar los microplásticos solos con microscopios”.

Así, y con 26 muestras, el equipo encontró que, en solo cuatro años —desde el 2015 al 2019— la densidad total de microplásticos en la superficie (una medida que describe la cantidad de partículas por km²), aumentó 114,7 %. Los resultados del estudio, realizado por ambos investigadores junto al profesor Guillermo Duque, publicados en la última edición de la revista Boletín de Invemar, muestran el preocupante panorama en el que está la bahía.

“Buenaventura es una de las ciudades portuarias más reconocidas de Sudamérica, la cual duplicó la población en los últimos treinta años, alcanzando a albergar 423.927 personas”, señala el documento. Este aumento demográfico y el mal manejo de residuos sólidos hacen que los microplásticos sean cada vez mayores.

Además, aunque se detectó mayor densidad de microplásticos en el estuario externo que en el interno, la investigación también identificó mayor presencia de microplásticos en aguas superficiales durante las épocas de lluvia que en las secas. “Lo cual se asocia al incremento de la escorrentía en épocas con mayor precipitación”.

Los microplásticos que más se encontraron, con 62,2 %, fueron los que se clasifican como fragmentos, “pedazos de un objeto plástico más grande, como la tapa de una botella, que se fue fraccionando hasta quedar suspendida en mínimas partes”, explica Vidal. Después, con un 37,4 %, las muestras indicaron la presencia de fibras de plástico, que llegan al agua en esta misma forma, y finalmente, algunos pellets. “Son una especie de esfera, en forma de lenteja, con mayor densidad, por lo que tienden a precipitarse”, agrega la experta. Los últimos dos pueden encontrarse en exfoliantes faciales, cosméticos y ropa que usa microfibras sintéticas. Probablemente llegaron allí por el mal manejo de residuos sólidos que viene desde los ríos y cuencas que van a parar a la bahía.

“Es un escenario bastante preocupante”, concluye Molina. “Los microplásticos afectan a los organismos marinos, peces y pescadores artesanales. Nosotros mismos hemos visto cómo en solo diez años ha disminuido la cantidad de peces y los pescadores lo cuentan con mucho dolor”, agrega.

Parte del estudio, de hecho, también consistió en mirar cómo está la salud de la bahía de Buenaventura frente a otras zonas nacionales e internacionales. En Colombia, teniendo en cuenta los datos disponibles que había en 2019, era la zona más altamente contaminada con microplásticos superficiales. Y a escala internacional, entraba a competir o superaba datos de lugares altamente industriales ubicado en India, Japón y el Mediterráneo.

Pero no solo preocupa la presencia de microplásticos, que los coman los peces e incluso los humanos a través de la cadena trófica, sino, como lo cuenta Vidal, que en sus superficies también se adhieren otros contaminantes, como los metales pesados. La idea, por esto, es seguir analizando más lo que sucede en el Pacífico colombiano a través del grupo de investigación. Una región que, comentan, podría estar en peor estado que el Caribe, a pesar de que no recibe las mismas presiones demográficas y turísticas.

Fuente: https://www.elespectador.com/ambiente/bahia-de-buenaventura-sumergida-en-microplasticos-en-aguas-superficiales/

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