Corales en el mar costero y profundo, manglares que comparten mar y aguas dulces; la naturaleza los hermanó con la magia biológica animal y vegetal para ser en costas y riberas guardianes del orden natural. Los manglares con sus zancos inmensos en las aguas dormidas de los pantanos costeros, porque detienen la furia de las tormentas, son hogar de muchas especies: desde infinidad de insectos polinizadores hasta los caimanes aguja, peces variados y pájaros; delicado ecosistema garantes de la biodiversidad, reguladores costeros de lluvia y tormentas, de las temperaturas, protegen de la erosión como fortín ecológico boscoso.

Los corales, inmensas colonias de magia y misterio conforman los bosques en los arrecifes; colonias de pólipos, animales vivos detenidos en los mares, son celentéreos de la clase de los hidrozoos en cuyas gigantes aldeas marinas, se reproducen y resguardan otras especies, miles de peces y se alimentan allí también, ostras jibias, pulpos, medusas, orugas, estrellas de mar, en apretado pero armónico conjunto de biodiversidad.

En solo 30 años se han perdido algo más del 50% de los corales del mundo, desapareciendo o amenazando ecosistemas y especies marinas. Exploraciones industriales, invasiones, pesca destructiva, navegación, son las causas constantes del daño a los corales y su autor, el hombre mismo.

Esas pérdidas inmensas de corales y manglares en los mares y las costas, son señal y causa del desorden ecológico que su conjunto se muestra en el cambio climático que amenaza mortalmente al mundo.

Falsos desarrollos costeros, explotaciones indebidas e invasiones humanas, arrasan peligrosamente la vida de los manglares, peligro evidente en San Andrés Isla y las sufridas Providencia y Santa Catalina en el Caribe colombiano.

Fuente: Fundación Amigos del Planeta.

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