La laguna de Tota, maravilla de nuestros páramos andinos y santuario milenario de antepasados muiscas, ha sido víctima de numerosas causas depredadoras movidas por el ser humano, en especial por los “conquistadores y republicanos” que a lo largo de siglos ejercen el saqueo de las riquezas naturales.

Desde las hordas de don Alonso Pérez de Quesada que buscaban el legendario Dorado de los Chibchas, hasta los sucesivos invasores del páramo y sus alrededores. Abusaron de sus aguas en detrimento de sus niveles; convirtieron sus playas en forzosos cultivos de cebolla y de ganadería, sin responsabilidad alguna; convirtieron sus aguas limpias en vertedero y basurero de toda clase , incluyendo sobrantes químicos y residuos mineros de carbón, hierro y caliza; hace poco intentaron en sus alrededores hacer “pilotos” y perforaciones para buscar petróleo, operación que gracias a la protesta ciudadana, se frustró.

Pero unos y otros, ayer y hoy empezaron el daño y hoy, ni las autoridades ni los habitantes saben de qué actividad humana, agrícola, ganadera o minera deriva el envenenamiento de las aguas de Tota. Lo cierto es que las alertas de precaución dejan a más de 6 municipios sin el servicio de agua y veda en la pesca; también se procedió a quitar las licencias de construcción a complejos hoteleros cuyas prácticas nada ecológicas aumentan el daño.

Fuente: Fundación Amigos del Planeta.

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