La crueldad con los animales, persiste en muchas regiones y por diversos e inexplicables motivos que nos impiden en lo posible, detenernos descriptivamente en ellos porque será una manera más de agravar las violaciones que el hombre practica sobre las demás especies animales.


Una cabalgata en Calarcá, dejó sobre el piso y como espantoso espectáculo a un caballo que se revolcaba seguramente víctima de un cólico fruto del esfuerzo, en tanto otros se rendían por el esfuerzo a que estuvieron sometidos por el público, sus empresarios y jinetes.

Otro espectáculo frecuente dentro de las celebraciones o festejos regionales, es la riña de gallos, protagonistas y víctimas de la crueldad humana y cuyas riñas a muerte son objeto de apuestas millonarias de sus dueños y de los espectadores que gozan con la crueldad.

Y qué decir de la práctica de “tientas”, “manteos” o corralejas brutalmente organizadas por ganaderos en muchas regiones del país con el propósito de, mediante dichas prácticas abusivas y salvajes, afincar su poder gamonalístico, político y económico; toros puñaleados por los ebrios y caballos corneados por el desespero de los toros, amén de los ebrios aporreados o corneados que quedan tirados en el barro de las plazas.

Da vergüenza e indignidad tener que reseñar tanto desafuero y que se diga que son actos de tradición cultural de las regiones donde se practican. Y, ¿la autoridad…? ausente y complaciente .

Y qué decir de quienes maltratan hasta la muerte a sus propias mascotas por ira o por placer como reseñó la prensa en pasados días?

Una sociedad humana que realiza tales prácticas, está por debajo del sentido común y linda con desórdenes mentales colectivos, fruto de una sociedad enferma que explica otras violencias practicadas contra el ser humano.

Fuente: Fundación Amigos del Planeta

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