Por razones de dependencia, dependencia histórica y creciente, países como el nuestro, se encuentran “secuestrados” por aquéllos desarrollados y a través de poderes monopólicos internacionales que determinan la suerte del resto del mundo: son las reglas inexorables del capitalismo embravecido por las fórmulas neoliberales que nos rigen por la anuencia de gobiernos locales.

Una de las fórmulas de dependencia está condensada en que el monopolio tecnológico de los imperios actuales, se reservan las tecnologías y a través de convenios internacionales con cláusulas exorbitantes, se reservan los derechos de las exploraciones y extracciones de los bienes NO renovables de tipo energético como el carbón, el gas y los hidrocarburos.

La ganancia para ellos consiste en salvaguardar sus reservas energéticas naturales y utilizar para el ritmo creciente de sus desarrollos tecnológicos, las reservas naturales de los países subdesarrollados que además ellos explotan mediante convenios internacionales; así, la riqueza natural de los países dependientes se traduce para éstos, en un porcentaje menor de los precios del bien energético natural con el que ellos abastecen sus requerimientos industriales. Parte de aquel porcentaje inequitativo se convierte en deuda para con ellos por su asistencia y procesos de exploración y explotación cuyo valor de venta es fijado arbitrariamente.

Todo lo anterior para decir y entender por qué el, país cuyo territorio explora y saca sus reservas de energía natural (carbón, gas, petróleo), hace el “negocio del bobo” y por qué para aquellos se explica en comprar a buen precio esos bienes, generar créditos a su favor con el intercambio , preservar sus reservas y extraer sin tener en cuenta los daños ecológicos causados al país explotado hasta agotarlos literalmente. El fracking, como lo hemos señalado reiteradamente en esta página, es el método que arrasa y altera las capas geológicas en el menor tiempo y garantiza la extracción total del bien perseguido: ganancia líquida en tiempo y cantidad.
Se insiste de nuevo en aplicar el sistema fracking en las exploraciones del país pero que manejan a su antojo las compañías trasnacionales con fatales consecuencias por el agotamiento de las reservas nacionales, el daño ecológico y el agravamiento de la dependencia y el subdesarrollo de los países de economía extractiva como el nuestro.

Las transnacionales que dominan el sector extractivista y exportador de bienes energéticos, han hecho caso omiso de las prohibiciones nacionales en el sentido de insistir en el uso del fracking como método explorador y explotador de dichos bienes y a pesar de los estudios científicos sobre la materia y por eso el actual gobierno insiste en la prohibición y el respeto a las decisiones nacionales.

Fuente: Fundación Amigos del Planeta

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