Explicar con tecnicismos los fenómenos inherentes a la llamada “huella de carbón” no es fácil; pero fácil saber y hacer conciencia que, como el fantasma de la conciencia colectiva, la llevamos hacia el futuro como una marca y estigma de la humanidad.
Toda intervención del hombre sobre la naturaleza, traza el camino de la carbonización de la vida; y carga su aceleramiento la inconciencia de las sociedades organizadas donde el individuo, la célula social, el ciudadano, aporta de lo suyo a la catástrofe y al drama.
Grandes empresas explotan de forma desenfrenada los recursos naturales del planeta: fuentes energéticas fósiles no renovables saqueadas con riesgos geológicos mayúsculos para el suelo, el aire y la vida; la fuerza de las corrientes de agua convertidas en poderosos depósitos a costa de la geografía y el curso mismo de los ríos con sus letales consecuencias: (la concepción, los diseños, las etapas de contratación y construcción de Hidroituango son un solo ejemplo), cuyos daños van desde la atrofia ictiológica y pesquera del río Cauca y sus afluentes, el desplazamiento masivo de especies de fauna, los riesgos humanos por razones geológicas, las alteraciones agrícolas y la destrucción de los bosques.
Las huellas trágicas para el mediano y cercano futuro, ya están a la vista.
Fuente: Fundación Amigos del Planeta.
